Modern Languages and Literatures, Department of

 

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July 2003

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Published in Revista Iberamericana Vol LXIX, Núm. 204, Julio-Septiembre 2003, pp. 667-688. Copyright © 2003 Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Used by permission. http://www.pitt.edu/~hispan/iili/index.htm

Abstract

En su estudio sobre José Victorino Lastarria, quien junto a Bello y Sarmiento desempeñó un papel fundamental en la vida intelectual del Chile decimonónico, Bernardo Subercaseaux afirma que su famoso Discurso del 3 de mayo de 1842, entre otras cosas, institucionaliza la literatura chilena (Cultura 62). Oscar L. Vera, por su parte, al reflexionar sobre la misma en 1933 concluye que ésta sigue siendo "una literatura en formación" (289), mientras que Lautaro Yankas marca el año 1938 como el momento en que recién empieza a tomar forma la literatura chilena (111). El nacimiento de la literatura en Chile, al igual que el nacimiento de cualquier literatura, tiene que verse como un complejísimo proceso mediante el cual, en la medida en que se va construyendo la nación, se va inventando, simultáneamente, una tradición literaria. En un instante en que la producción literaria latinoamericana llena los estantes de las librerías y los certámenes y premios literarios no dejan de sucederse, fácilmente se olvida que no siempre fue así, que hubo que crear la institución literaria y que para que ésta consiguiera autonomizarse hubo primero que cortar el cordón umbilical que la unía a los poderes del Estado. Aunque es indudable que desde los primeros años de su vida independiente Chile gozó de una mayor estabilidad política y social que la mayoría de las demás naciones latinoamericanas en constitución y que antes de su génesis como nación el Estado ya había creado las instituciones estatales correspondientes, el sinnúmero de revistas literarias publicadas en Chile en el siglo XIX revela que la voluntad autonómica de la literatura se estrelló contra la pared en repetidas ocasiones, las más de las veces contra su propio idearium ilustrado, anhelando por una parte la plena modernización de la patria a como diera lugar y por otra exigiendo la fundación de una literatura nacional que se liberara de las pesadas cadenas de la influencia de la literatura europea.

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